El movimiento gay ha recorrido un largo camino hasta donde estamos hoy, con una cada vez mayor aceptación social.
Es muy cómodo clasificar todo como malo o bueno, bonito o feo, blanco o negro, sin tomar en cuenta los innumerables matices de gris. Para la sociedad es más fácil dividir a la gente en heterosexual y homosexual, porque le resulta menos amenazante que reconocer la coexistencia de ambas orientaciones en un importante sector de la población. Hay quienes experimentan amor y atracción erótica únicamente por las personas del otro sexo, y gente que sólo por las del mismo. Sin embargo, entre esos dos extremos se pueden encontrar miles de maneras de amar y sentir placer que no se limitan por el hecho de que alguien sea hombre o mujer. Les ha llegado a los bisexuales su momento.
Rinna Riesenfeld Paidós