La primera vez que fui a la mañanera, vi a Andrés Manuel López Obrador de una manera distinta. No era aquel que conocí en 1995, en Villahermosa, platicando sobre el futuro del movimiento social que ya encabezaba. Tampoco era el hombre que tomaba pozos petroleros ni el candidato en permanente campaña.
Alverlo en el centro del Salón de Tesorería, un magno espacio construido para la realeza española del siglo xvi, me di cuenta de que no hablaba como presidente, político o siquiera líder social, sino como un pastor espiritual que se dirige a su grey.
Este libro es un intento por mostrar esta cara de AMLO: la del uso de la religión con fines políticos y electorales que ha desplegado desde 1992. Esta obra arranca con la génesis del personaje, continúa con el Éxodo (la caravana por la democracia que hizodesde Tabasco a la Ciudad de México) y concluye con los viacrucis que ha construido y atravesado. No se trata de denostar a un personaje, sino de presentar y describir esta parte importante de su trayectoria: la utilización de emblemas, símbolos, epifanías, narrativas y parábolas religiosas cuando lo ha necesitado.
La estrategia le ha rendido frutos: su figura aparece no sólo al lado de los héroes nacionales en murales, pinturas y estatuas, sino también en escapularios, estampas religiosas, oraciones, novenarios y en la fe entre muchos de sus seguidores.
Esta es la historia y sus implicaciones.
José Gil Olmos Grijalbo