La obediencia a una persona, institución o poder es sometimiento; implica la abdicación de mi autonomía y la aceptación de una voluntad o juicio ajenos en lugar del mío. La obediencia a mi propia razón o convicción no es un acto de sumisión sino de afirmación.
Qué significa ser obediente a la naturaleza humana y al objetivo de la sociedad, y desobediente a todo tipo de ideales e ideologías políticas: he aquí el problema central de este conjunto de ensayos, reunidos por el autor poco antes de su muerte, en 1980, un manifiesto personal que sintetiza sus ideas fundamentales.
Fromm expone su concepción de los requerimientos básicos para una vida humana plenamente realizada (necesidades de relación, de enraizamiento, de trascendencia y de identidad), y critica las estructuras sociales que obstaculizan su cumplimiento.
Describe cómo las naciones técnicamente avanzadas han logrado un nuevo tipo de individuo —el homo consumens, un hombre consagrado a la posesión y al consumo; pero solitario, aburrido y ansioso: un hombre-organización peligrosamente obediente— y afirma que tanto el capitalismo como el comunismo totalitario se mueven hacia una burocracia industrial negadora de la vida, el primero por ignorar, y el otro por traicionar, los ideales de un socialismo auténticamente humanista en el cual los individuos prevalezcan sobre las cosas, la vida sobre la propiedad y el trabajo sobre el capital.
Erich Fromm Paidós