Todos mis inviernos, pasado.
Todos mis futuros, contigo.
Yo subía las escaleras de su cuerpo,
ella se tiraba de mi abismo.
Hacíamos una buena pareja.
Siempre nos encontrábamos a medio camino
de su caída y de mi ascenso
y daba igual todo, que subiéramos o bajáramos.
Lo importante era que en algún punto,
aunque fuera breve,
ella y yo nos encontrábamos.
Eso es la poesía.
Marwán